miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sigue ausente en Argentina una política de desarrollo agropecuario balanceado y sustentable. Predomina en cambio la expansión salvaje de monocultivos transgénicos que reducen peligrosamente la diversidad de productos, incentivan los desmontes, destruyen los suelos, y contaminan con plaguicidas el ambiente y las personas.

En Argentina se siguen enfermando y muriendo niños, adolescentes y adultos porque las pequeñas dosis de plaguicidas rompen sus sistemas hormonales y afectan sus sistemas inmunes mientras los gobiernos privilegian la recaudación.  

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