Siguen destruyéndose las
principales cuencas de captación hídrica en Argentina. Las zonas montañosas son
irracionalmente utilizadas para la localización de grandes yacimientos mineros
(casos Pascua Lama, Veladero, Gualcamayo, La Alumbrera, Agua Rica, Sierra
Pintada, Cerro Vanguardia y la lista sigue), cultivo de soja, papa y pinos
exóticos (serranías de Córdoba), y expansión descontrolada de la urbanización
en faldeos.
Todos los supuestos beneficios económicos sumados de estas
actividades representan migajas frente al valor incalculable de tener fábricas
de agua en buenas condiciones. Sin embargo, los gobernadores de San Juan, La
Rioja, Catamarca y Mendoza parecen olvidar que sus provincias son semiáridas, y
que no se pueden regar los viñedos y los frutales con oro, regalías y espejitos
de colores.
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